Conocer personas, aprender valores, adquirir nuevos conocimientos, divertirse, ejercitar cuerpo y mente, aprender diferentes aptitudes y actitudes, profesionalidad, risas, compañerismo,… son algunas de las cosas que me llevo de esta experiencia.
El socorrismo es algo más que prevenir, vigilar, actuar… es una actitud, es tener vocación y pasión por lo que estas haciendo, no es estar simplemente sentado en una silla y esperar a que suceda algo para actuar, no es dormir o leer en el puesto de vigilancia, no es hablar con amigos durante el trabajo, no es tomar el sol,… Gracias al socorrismo se previenen muchos accidentes y se salvan muchas vidas.
Con una metodología amena, práctica, participativa y activa hemos ido aprendiendo poco a poco todo lo que conlleva esta labor. Ser socorrista comporta una gran responsabilidad y por lo tanto hay que estar bien preparado.
Superar varios exámenes teóricos y varias pruebas físicas en un buen tiempo es fundamental para poder dedicarte a esta profesión, pero para ejercerla de una forma correcta pienso que hay que actualizarse, reciclarse, seguir aprendiendo, ser profesional, mantener la motivación y no olvidarse de que trabajamos con personas.
Creo que con esfuerzo, pasión, trabajo duro y constante, se puede conseguir y llegar a ser un buen socorrista.
Sin lugar a duda he aprendido una gran cantidad de cosas no solo aplicable al trabajo como socorrista sino también a mi vida personal.
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