“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay hombres que luchan toda la vida… Esos son los imprescindibles”
Bertold Brecht
¿Quién pensaría a mediados del siglo pasado, que esta frase de un poeta alemán tendría relación directa con la vida del socorrista? Nadie… Sin embargo, cuanta razón tiene si pensamos en la labor de estos profesionales de la salud. Una labor ligada a la colaboración y al auxilio permanente; aunque de ello dependa la vida misma…
Desde el punto de vista laboral, el trabajo de todos los socorristas acuáticos, tiende a prevenir, cuidar y salvar la vida de personas que no conocemos. ¿Qué fuerza interna conduce a este comportamiento altruista, que busca hacer el bien en los demás, aún a costa de nuestro propio provecho?
¿Es heroísmo?
¿Valentía?
No.
Es algo superior.
Es formación en valores…
No cualquiera puede ser socorrista; y ser capaz de salvar vidas y arriesgar la propia. Mucho tiene que ver con la educación que hemos recibido. La humildad, el respeto, la responsabilidad, el compromiso, la solidaridad, la confianza y el amor por la profesión forman parte de muchos de los valores, que todo socorrista necesita para desempeñarse diariamente.
De nada sirve tener un Mark Spitz, un Ian Thorpe o un Michael Phelps; si esta persona no tiene la humildad necesaria para aprender cada día algo nuevo. O carece de la responsabilidad mínima para cumplir con su horario correspondiente. O no presenta la confianza que se necesita para llevar adelante una maniobra de RCP en una parada cardíaca.
Junto a esta formación de base, estarán los instructores y educadores. Aquellos líderes que eligen enseñar y transmitir sus conocimientos y vivencias; para que “la profesión continúe con vida”… Pero ellos, deben tener la obligación moral de capacitarse en forma permanente; y de transferir estos valores tan necesarios para nuestra tarea.
El conocimiento es exógeno y está al alcance de todos.
¿Alcanza sólo esto para la vida?
No…
Los valores son los pilares con los cuales se forja una persona desde temprana edad y sirven (entre otras cosas) para elegir un comportamiento en lugar del otro.
Como dijimos al principio: “Los valores, no tienen precio”. Porque son lo “más preciado” que puede tener el ser humano. Entonces, se convierten en invaluables…, al igual que la vida de las personas que en el socorrismo se salvan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario